LA ARMADA ESPAÑOLA
A FINALES DEL SIGLO XIX


Durante la década de 1.870 España estaba entre las 4 primeras potencias navales del mundo. A ello había contribuido la elaboración de un plan de construcciones navales importante, con la incorporación a La Armada de buques tan importantes como la fragata acorazada Numancia (primer buque de hierro en dar la vuelta al mundo) y la Vitoria, entre otras muchas fragatas blindadas que prestaron grandes servicios.

Pero ya a partir de la década siguiente, como consecuencia de los reiterados pronunciamientos militares, conflictos civiles y de la cada vez mayor desidia de las autoridades políticas, La Armada comienza a vivir una etapa difícil y oscura.
Por otro lado, la Revolución Industrial que se vive en otros estados europeos no llega a alcanzar el mismo desarrollo en España, que ve como la incapacidad técnica de la industria nacional (traducida en unos astilleros

fragata acorazada Vitoria, que sería reconvertida en acorazado-guardacostas al igual que la Numancia en la década de los 90
 
aviso Fernando el Católico, uno de los muchos  navíos de pequeño porte que se encargaron de producir los astilleros españoles.

Los distintos planes navales, que de haberse llevado a cabo hubieran colocado a La Armada a la altura de otras potencias, no llegan a concretarse por diversos motivos:
q unas veces, los cambios en la cúpula política del país motivaba que el gobierno entrante desechase el programa anterior para poner en marcha su propio programa naval, con los retrasos que de ello se derivaban;
q en otras ocasiones, las razones económicas (con una

inadecuados) sólo produce buques de escasa entidad o que, debido al largo periodo de construcción, entran en servicio superados por los buques de guerra de otras marinas.
La buena voluntad exhibida por los diferentes gobiernos para dotar a España de una marina a la altura de las necesidades que la situación geográfica española requiere (enorme longitud de costas metropolitanas y colonias a miles de millas de distancia) sólo se queda en eso: buena voluntad.

España sumida en la miseria motivada por los cruentos enfrentamientos civiles de las Guerras Carlistas y los conflictos en Marruecos) eran más que suficientes para disuadir de continuar con cualquier plan de expansión de la marina de guerra.

Todo ello da por resultado que se vayan incorporando a La Armada todo un elenco de buques de diferentes tipos entre los que se echan en falta auténticos navíos de combate que pudieran decidir un encuentro naval. Y los escasos barcos de entidad que se enviaron a las Antillas y a Filipinas se encontraban con el problema añadido de que el intenso uso al que fueron sometidos en toda clase de servicios provocaban averías que no eran fáciles de subsanar en los apostaderos en los que estaban destinados.

cañonero Samar, destinado en Filipinas, donde prestó grandes servicios.

En 1.881 es nombrado Ministro de Marina el Vicealmirante Pavía, que proyectaba la renovación de La Armada en un plazo de 10 años con un presupuesto de 250 millones de pesetas de la época.
Con este proyecto se pretendía dotar a La Armada de suficiente capacidad operativa.

 
PROGRAMA DEL VICEALMIRANTE PAVÍA, 1.881
PROGRAMA DEL VICEALMIRANTE ANTEQUERA, 1.884
cañonero Elcano, buque que sería vendido a los americanos al final de la contienda y que permanecería unos años bajo pabellón de los EEUU
Acorazados
6
Cruceros acorazados
6
Cañoneros-torpederos
14
Cañoneros
26
Transportes
4

Acorazados de 1ª
6
Acorazados de 2ª
6
Cruceros acorazados
10
Cruceros de 1ª,2ª,3ª
28
Torpederos
16
Transportes
6

La llegada al ministerio en 1.884 del Vicealmirante Antequera (por segunda vez) supone que este plan de construcciones navales sea pospuesto, siendo presentado a las Cortes españolas un nuevo proyecto aún más ambicioso, del que nacerían algunos de los buques del 98.
Sin embargo, en 1.885 se produce un nuevo cambio en el Ministerio de Marina, ocupando el cargo el Vicealmirante Beranguer quien, como no podía ser de otra manera, presenta a su vez su propio plan de escuadra, desechando el anterior.

el acorazado Pelayo, fruto del plan de escuadra del ministro Antequera, en la grada de construcción de Tolón, Francia.

A pesar de todo, en ese momento se está construyendo un acorazado (el Pelayo), un crucero acorazado (el Carlos V) y otra serie de unidades de menor tonelaje.
El 12 de enero de 1.887 se aprueba el Plan de Creación de Escuadra presentado por el ministro Beranguer, que preveía construir en un plazo de 20 años y con un coste de 196 millones de pesetas las siguientes unidades:

Cruceros de 1ª
11
Cruceros de 2ª
6
Cañoneros-torpederos
16
Torpederos
138
Cañoneros
12
Transportes
1

el crucero acorazado "Cataluña", uno de los que no estuvieron listos para el conflicto el crucero acorazado Almirante Oquendo durante su construcción en la ría de Bilbao

Como resultado de esta Ley surgen los tres cruceros acorazados de la clase Vizcaya que serían inútilmente sacrificados en Santiago de Cuba, además de otros tres cruceros acorazados que serían los siguientes:
q Princesa de Asturias,
q Cardenal Cisneros,
q Cataluña.

En 1890 el ministro Beránguer propone un Real Decreto en el que se ponen de manifiesto las características que deberán tener los nuevos buques que se construyan para La Armada así como el futuro de algunos de los que la componen y la organización de la misma para conseguir un mejor grado de operatividad.
Además, incluye una memoria donde se pone de manifiesto el estado de La Armada.

El Carlos V en el dique flotante que estaba destinado  para la nueva base de Subic, en Filipinas, y que nunca llegaría a su destino.

El despliegue operativo previsto para los buques de combate destinados en las bases de la Península estaba previsto que fuese el que sigue:

Art. 3.º La Escuadra se organizará en tres divisiones, compuesta cada una de los siguientes buques de combate:
Primera división: Cádiz. Fondeadero, Puntales.
La compondrán los buques de primera clase Emperador Carlos V, de 9.000 toneladas; los cruceros de 7.000 Princesa de Asturias é Infanta María Teresa, y el Reina Regente de 5.000.
Auxiliares: dos cruceros de tercera clase, dos cañoneros torpederos y tres torpederos.

Segunda división: Ferrol. Fondeadero, La Graña.
La compondrán el buque de 9.000 toneladas que ha de construirse; los cruceros de 7000 Cardenal Cisneros y Oquendo; y el Alfonso XIII de 5.000.
Auxiliares: dos cruceros de tercera clase, dos cañoneros torpederos y tres torpederos.

Tercera división: Cartagena. Fondeadero, El Espalmador Grande.
La compondrán los buques de primera clase Pelayo de 9.900 toneladas; los cruceros de 7.000 Cataluña y Vizcaya, y el Lepanto de 5.000.
Auxiliares: dos cruceros de tercera clase, dos cañoneros torpederos y tres torpederos.

fragata blindada Numancia, reconvertida tras una profunda modernización en acorazado guardacostas

Se contempla en dicho Real Decreto el futuro de dos buques ya obsoletos pero que por su desplazamiento y resistencia se modernizarán y pondrán en servicio como acorazados guardacostas, de la misma manera que otras armadas europeas han hecho con ese tipo de buques: las fragatas blindadas Numancia y la Vitoria.

Art. 5.º Las fragatas Vitoria y Numancia, de 7.200 toneladas, sufrirán las modernizaciones necesarias reforzando el sistema de sus máquinas para aumentar su velocidad, á fin de ponerlas en condiciones de pretar servicio como buques de combate, en armonía con lo dispuesto en el presente decreto.

crucero Alfonso XII, gemelo del Reina Mercedes y del Reina Cristina

De los buques destinados en los Apostaderos de Cuba y Filipinas tan sólo se hace mención al destino que les aguarda a los cruceros, ya desfasados, del tipo Reina Cristina:

Art. 6.º En tiempo oportuno y para utilizar una parte del material existente, que por su falta de condiciones es incapaz para la moderna guerra, formarán parte de la escuadra, habilitándose como transportes los buques siguientes:
Reina Cristina, transporte para 1.000 hombres de infantería; Reina Mercedes, para caballería de Ejército y municiones de guerra; Alfonso XII, arsenal flotante, depósito de material de escuadra y torpedos.

Finalmente, para evitar confusiones con la nomenclatura de los buques, se determinaba que serían designados como protegidos aquellos que tuvieran alguna defensa, grande o pequeña, en una u otra forma, por medio de blindaje; y sin protección á los que carezcan de ella; desechándose toda otra denominación.

El Cataluña, visto de popa. Se aprecian grandes diferencias con respecto a los Vizcaya

Sin embargo, la lentitud en la construcción de los buques que se lleva a cabo en los astilleros españoles, así como su falta de experiencia y los sucesivos recortes presupuestarios serán la causa de que España afronte su conflicto con los EEUU con una marina inadecuada, en la que algunas de las construcciones son tan defectuosas que tienen poco valor militar (los Lepanto y Alfonso XIII) o que aún se encuentren en las gradas de construcción de los astilleros (caso los tres cruceros del tipo Cataluña).

Pero no serían estas las únicas carencias de las que adolecía La Armada en tan crucial periodo: con posesiones tan alejadas de la metrópoli era de vital importancia la posesión de estaciones de carboneo que facilitasen la llegada a cualquiera de los hemisferios donde España tenía intereses territoriales. Sin embargo, en este sentido se había carecido de previsión, dependiendo de paises amigos para efectuar las labores de repostar carbón a los buques en su travesía a Filipinas o las Antillas.

 

Por si fuera poco, en el momento de estallar el conflicto con los EEUU, España cuenta con escasas municiones para los buques, lo que provoca que se impida a las dotaciones de los mismos que se adiestren convenientemente en el tiro. Y muchas de las municiones de las que se dota a la escuadra de Cervera son defectuosas, provocando que durante la batalla naval de Santiago de Cuba muchos de los proyectiles disparados por los buques españoles fallen o explosionen al ser disparados, matando a los servidores de las piezas.
En definitiva, la falta de una política naval coherente, la falta de previsión a la hora de prepararse para un conflicto que hacía décadas se sabía que habría de ocurrir y los graves problemas económicos por los que atraviesa el país motivan una derrota sin paliativos ante un enemigo que si bien ya era toda una potencia industrial distaba mucho de ser lo que hoy día es.

el crucero acorazado Carlos V en  los astilleros gaditanos donde fue construido




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