Con el objetivo puesto en obtener la independencia se produjo en el año 1.896 una insurrección principalmente focalizada en la isla de Luzón y en las provincias que rodeaban Manila, la capital, viniendo a agravar la situación de la metrópoli al establecerse un nuevo foco de rebeldía que venía a rebañar los agotados recursos humanos y económicos que tan necesarios se hacían para sofocar la interminable lucha en Cuba.
|
|
Las razones para ello hay que buscarlas en diversas circunstancias: la corrupción de la
administración, fomentada por el hecho de que muchos funcionarios españoles llegaban con el deseo de hacer carrera rápida; el abuso del
clero peninsular y el odio del clero indígena hacia los frailes españoles que disfrutaban de pingües beneficios; la labor de intelectuales filipinos formados en las universidades españolas que llevaron nuevas ideas a las islas; la propaganda masónica, etcétera.
Todo esto fue llevando a la población tagala a un descontento generalizado y a un rechazo contra la administración española, algo que
no evitaron ya las autoridades a pesar de las reformas que se iniciaron. Algunas de esas reformas tenían la pretensión de comenzar a integrar a los nativos filipinos en el gobierno del Archipiélago. Sin embargo estas reformas, que fueron tenidas como excesivas por la clase social europea, resultaron escasas para los independentistas filipinos.
Así las cosas, todo parecía indicar que no tardaría en producirse una rebelión, un hecho éste que se contemplaba con preocupación tanto en el
Archipiélago como en la propia España. |
Soldados indígenas jurando bandera. Del libro «Campaña de Filipinas. La División Lachambre. 1897»
|
Desde Madrid llegaron órdenes para que, entre otras medidas, se prohibiese la existencia de sociedades secretas y
de la francmasonería. La conspiración que se fue fraguando finalmente fue delatada al párroco de Tondo por un conjurado arrepentido.
Sin embargo, las actividades y esfuerzos de las autoridades españolas para evitar la sublevación no consiguieron su objetivo. |
El 30 de agosto de 1.896 daba inicio la insurrección en la isla de Luzón.
Andrés Bonifacio, fundador de la sociedad secreta «Soberana y Venerable Asociación de los Hijos del Pueblo», más conocida como «Katipunan»,
sostenía un enfrentamiento con la Guardia Civil al intentar entrar en Manila con sus tropas siendo rechazado en las cercanías de la misma, en
San Juan del Monte.
En el momento del alzamiento se encontraban destinados en el Archipiélago de Filipinas como guarnición aproximadamente 18.000 hombres
del Ejército que formaban: 7 Regimientos de Infantería; 1 Batallón Disciplinario; 1 Regimientos de Caballería; 1 Regimientos y 2 Baterías
de Artillería; 1 Batallón de Ingenieros; 1 Brigada de Sanidad y el personal administrativo.
La composición de estas tropas era mayoritariamente indígena, salvo los cuadros de mando y las unidades de artillería que eran europeas. Las
unidades estaban desplegadas en 1 media Brigada de 4 Regimientos de Infantería en Luzón y 1 media Brigada de 3 Regimientos de Infantería y 1
Batallón Disciplinario en Joló, Mindanao y Visayas. |
|
Provincia de Cavite. Segunda línea de trincheras que defendía el puente del Zapote.
La Ilustración Artística. 1897»
|
La Artillería de Plaza tenía destacado un Batallón en Cavite y otro en Manila. El resto de unidades se
concentraban en ésta última población.
La situación de La Armada, por otro lado, no era mucho mejor. El Apostadero de Filipinas contaba con una escuadra cuyos principales
buques, aptos para las tareas coloniales, estaban ya obsoletos. |
|
Estaba formada por: 2 cruceros de 1ª clase no protegidos; 3 cruceros de 2ª clase no
protegidos; 2 cruceros de 3ª clase protegidos; 3 cruceros de 3ª clase no protegidos; 10 cañoneros de 2ª clase; 11 cañoneros de 3ªclase; 2
transportes; 1 buque hidrográfico y varias lanchas cañoneras, además de 1 Batallón de Infantería de Marina, que aumentarían a 4 con la llegada de
3 Batallones más procedentes de la Península Ibérica.
La Guardia Civil, por su parte, contaba con 3 Tercios indígenas y una sección de Guardias Peninsulares, la denominada «Guardia Veterana», así como 3 Compañías de Carabineros.
Pese a su falta de organización y escasez de armas de fuego los éxitos iniciales de los insurrectos, que logran reducir algunos
destacamentos aislados y tomar el control de varias poblaciones, avivaron la llama de la rebelión, a la cual se sumaron desertores
indígenas del Ejército Español.
Bajo el liderazgo de Canuto Villanueva –Jefe Supremo del Katipunan– y del General Eusebio Roque, quien estaba al mando de una
fuerza de varios miles de |
Cañonera Otálora, en la laguna de Bay. Del libro «Campaña de Filipinas. La División Lachambre. 1897»
|
|
|
|
Foto de la izquierda: Insurrectos tagalos. Foto de la derecha:El General Lachambre y sus ayudantes de campo. Del libro «Campaña de Filipinas. La División Lachambre. 1897»
|
|
GUERRA DE FILIPINAS. Cavite. Vista de la trinchera grande y el campo atrincherado frente al campamento de Dahalican. Del libro «Campaña de Filipinas. La División Lachambre. 1897»
|
|
|
|
Desembarco y desfile por las calles de Manila de un Batallón de Cazadores Expedicionarios. Del Catálogo de la exposición «El imaginario colonial»
|
|
Lugar de organización, concentración y embarque de los 15 batallones de Cazadores Expedicionarios. Diseño propio.
|
El 15 de septiembre de 1.896 daba inicio el General Blanco las operaciones encaminadas a sofocar la sublevación
en la provincia de Cavite, con las tropas de las que disponía en Luzón, a las que se sumarían 3.000 hombres más llegados de las islas de Joló y
de Mindanao en navíos de La Armada, en tanto se iban incorporando las fuerzas organizadas en la Península Ibérica. |
En el transcurso de las operaciones iniciales una columna española al mando del Coronel Marina18 fue emboscada, salvándose del exterminio debido a la serenidad mostrada por el mencionado coronel.
Los españoles residentes en Manila acusaron del desgraciado suceso al General Blanco, tildándolo de poco enérgico.
El Correo de Gerona, en su edición del 2 de noviembre de 1896, hacía referencia a un telegrama publicado por El Imparcial:
«Si el Gobierno no adopta las medidas consiguientes, destituyendo al general Blanco por telegrafo y encargando
á un general de los que hay aquí, sea cual cualquiera, el mando militar, la situación será insostenible. Más de 25.000 rebeldes están en armas.
La provincia de Cavite entera está sublevada, en la de Batangas crece la insurrección. Los españoles huyen, refugiándose en Manila.
Firman el telegrama veinticinco españoles»19.
A estas voces se sumaron las de algunos parlamentarios, la opinión pública y periodistas en la Metrópoli.
|
|
Dos imágenes de la guerrilla española de San Miguel en campaña. Del libro «Campaña de Filipinas. La División Lachambre. 1897»
|
Este descontento generalizado llevó a la destitución del General Blanco, nombrándose al General Polavieja para
sustituirle y dirigir las operaciones. Polavieja desembarcó en Manila el 2 de diciembre de 1.896 y una de sus primeras medidas
consistió en la creación de un mando divisionario en las provincias de La Laguna, Batangas y Tayabas bajo la dirección del General Lachambre
para reducir la insurrección filipina en dichas provincias y aislar a los insurrectos en la de Cavite. Para ello se dispusieron dos Brigadas,
una en Batangas a las órdenes del General Jaramillo y la otra en La Laguna a las órdenes del General Cornell. |
|
CAVITE. Carretera Real de Nabugsú. De «La Ilustración Española y Americana». Año 1897
|
Mientras tanto, José Rizal –fundador de la Liga Filipina y abiertamente partidario de profundas reformas en Filipinas entre las que se contaban la de otorgarle el status
de provincia española de pleno derecho al Archipiélago– es detenido en Barcelona a bordo del vapor que le lleva voluntariamente, tras haber
obtenido permiso del gobierno español, como médico de campaña para el Ejército Español que opera en la isla de Cuba y devuelto a las islas
Filipinas, donde es juzgado como instigador de la sublevación en el archipiélago y condenado a pena capital, siendo fusilado el 30 de
diciembre de 1896. |
|
Fusilamiento de José Rizal. Del Catálogo de la exposición «El imaginario colonial»
|
El indulto que podía haber evitado su
muerte le fue denegado por Polavieja. En el último instante, consiguió
girarse y entregar su vida de cara al pelotón que lo ajusticiaba.
El 1 de enero de 1897 el Comandante José Olaguer Feliú, al frente de una columna de 600 soldados españoles, tomaba las fortificaciones de
Kakarong de Sili poniendo punto y final a la efímera «República del Kakarong», capturando al General Eusebio Roque. Mientras tanto, restablecido el control sobre las provincias de La Laguna, Batangas y Tayabas, el 7 de
Febrero de 1897 se reestructuran las fuerzas que participarán en las operaciones para controlar la provincia de Cavite: División de la Comandancia de La Laguna, Batangas y Tayabas; una Brigada Independiente; Comandancia General del Centro de Luzón y Comandacia General de Manila y Morong
|
|
El General Polavieja se disponía a someter la provincia de Cavite. Como línea de penetración se había establecido el nacimiento del río Zapote para caer de este a oeste sobre Silang y posteriormente sobre Imus.
Esta maniobra se encargaría de llevarla a cabo la División Lachambre –excepción hecha de su Tercera Brigada–, la cual llevaría a cabo un
ataque desde el sur de la provincia dirigiéndose sobre Talisay. Al mismo tiempo la Brigada Independiente, al mando del Excmo. Sr. General
de Brigada D. Francisco Galbis Abella, ejecutaba una maniobra de diversión sobre el curso bajo del Zapote, con la intención de amenazar
Bacoor e Imus y marchar posteriormente sobre Paliparang.
Por su parte, la 3ª Brigada perteneciente –a la División Lachambre– llevaría a cabo un ataque desde el sur de la provincia
dirigiéndose sobre Talisay y, acompañando esta acción, La Armada llevaría a cabo una operación de diversión entre Santa Cruz y Naic
bombardeando todas las fortificaciones costeras levantadas por los insurrectos.
|
Cavite. Desfile ante el General Ríos después de la misa de campaña. Campamento de Dahalicán. «La Ilustración Artística 1897»
|
Ante la fuerte resistencia mostrada el 18 de febrero por las fuerzas filipinas entorno a Iba, el General
Lachambre decidió detener la marcha de la 1ª Brigada y realizar el ataque sobre dicha localidad al día siguiente con el concurso de todas
las fuerzas que componían la División. Durante cuatro horas se combatió duramente con los insurrectos, teniendo las piezas de artillería que
batir las trincheras tagalas para poder tomarlas, continuando el combate casa por casa hasta casi el anochecer. La toma de Iba facilitaba la
posterior conquista de Silang. |
Tomadas Iba y Silang por las tropas españolas, se producía el día 22 de febrero un
intento de recuperar esta última población por parte de las fuerzas filipinas insurrectas, efectuando un fuerte ataque sobre las posiciones
ocupadas por la Primera y Segunda Brigadas españolas, siendo, finalmente, rechazado por las unidades españolas. El siguiente
objetivo sería Perez-Dasmariñas; la 1ª Brigada fue dividida en dos Medias Brigadas quedando una de ellas –formada por los Batallones de
Cazadores Expedicionarios nº1 y nº2– atrapadas en un gran lodazal al inundar los insurrectos el terreno con las aguas de la presa de San
Julián.
La segunda Media Brigada –constituida por el Batallón nº 12 y el Regimiento nº 74–efectúa un movimiento hacia el este de las unidades
españolas que se encuentran atrapadas en el fango que ha provocado la acción de los insurrectos, obligando a retirarse a las fuerzas filipinas en dirección a Perez-Dasmariñas, donde éstas ofrecen una resistencia tan fuerte que obliga a una lucha sin cuartel, en la que es necesario
incendiar algunas de las viviendas de la población donde la resistencia es mayor.
Los insurrectos tratan de recuperar la población de Pérez-Dasmariñas lo que provoca nuevos e intensos combates que
convierten las operaciones para la toma y conservación de esta población en una de las más duras y sangrientas de las llevadas a cabo en toda la
campaña.
Con el fin de cubrir las bajas, el general Polavieja solicitó el envió de 20.000 hombres desde España; sin embargo, lo único que obtuvo
fue el relevo, siendo nombrado como su sucesor el Teniente General Primo de Rivera quien llegaba a Manila el 25 de abril y continuaba con
éxito las operaciones que obligaban a Aguinaldo a abandonar la provincia de Cavite.
Concluida la reconquista de la provincia de Cavite, se disolvía la División Lachambre constituyéndose las unidades que la formaban en
cuatro Brigadas que continuarían las operaciones. |
|
Sargento Ortiz, del Regimiento nº73. Del libro «Campaña de Filipinas. La División Lachambre. 1897»
|
La resistencia encontrada, a partir de ese momento, no fue tan enconada. Tampoco las fuerzas españolas llevaron
a cabo las operaciones con la intensidad de las desarrolladas hasta entonces. Esto permitió a algunas partidas de insurrectos eludir el
cerco para concentrarse en la provincia de Bulacán, manteniendose en rebeldía. El 23 de diciembre de 1.897 se alcanzaba el compromiso denominado «Pacto de Biaknabató» por el cual los filipinos sublevados se acogían al indulto y a la
cantidad de 1.700.000 pesos en concepto de socorros.
Como parte del compromiso, los lideres independentistas abandonaban el camino de las armas y retornaban a sus actividades cotidianas en unos
casos, o partían al exilio en otros. Meses después, ante el estallido de la guerra hispano-americana, Aguinaldo concertaría con el cónsul americano en Hong-Kong un nuevo levantamiento filipino, firmándose posteriormente en Singapur un pacto entre ellos para la proclamación de la República Filipina. |
| |
|
Hasta el 8 de diciembre de 2015: 187.235 visitantes |
|