Instantánea que recoge  el desembarco norteamericano en Siboney

EL ESPIONAJE NORTEAMERICANO


En 1.882 los EEUU habían creado la Oficina de Inteligencia Naval y en el momento del estallido de la guerra sólo tenía cuatro oficiales destinados a recabar información, trabajando en condiciones ínfimas: Por su parte, el ejército había creado la División de Inteligencia Militar (abreviado como MID utilizando las siglas inglesas) en 1.895, y se encontraba en una situación similar a la de sus colegas de la armada. Por si fuera poco, muchos de los informes que elaboraron poco antes del conflicto no fueron tenidos en cuenta. De este modo cuando el responsable del MID, coronel Arthur Wagner, advirtió del hecho de que invadir Cuba en pleno verano acarrearía un sin fin de bajas debido a la fiebre amarilla y otras enfermedades favorecidas por el clima de la isla, tan sólo consiguió que

Andrew Rowan

el secretario de la guerra Russell Alger le prometiera que jamás obtendría otro ascenso en su carrera militar.
Algunos de los errores que cometieron los servicios de inteligencia americanos estuvieron motivados por su falta de preparación y previsión ante los acontecimientos que se avecinaban.

otra foto de Andrew Rowan

Así, por ejemplo, el comodoro George Dewey en su ataque a las islas Filipinas carecía de información vital para la conducción de las operaciones, llegando a desconocer el teatro de operaciones porque la armada americana no había podido facilitarle mapas de la zona.
A este heho hay que sumar la impotencia de la US Navy para detectar e interceptar la escuadra de Cervera a su llegada a Santiago de Cuba. Y más grave aún, el que prácticamente la salida de los barcos españoles hubiera pillado por sorpresa a la escuadra americana que bloqueaba la bahía de Santiago.
De la misma manera, los oficiales y jefes del US Army se quejaban

constantemente de la falta de información sobre las posiciones y fortaleza de las tropas españolas que defendían Santiago de Cuba. Pero no todo fueron fiascos.

A petición del propio presidente McKinley el teniente Andrew Rowan se infiltraría en la isla de Cuba con el cometido de encontrar al líder insurrecto Calixto García, a quien debería entregarle una carta personal y con quien debería supervisar la recepción de armas y municiones.
Al mismo tiempo, estudiaría las posiciones españolas, la topografía y la disposición de los caminos.
El teniente Victor Blue también se internaría en la isla de Cuba en diversas ocasiones con la finalidad de buscar los lugares más propicios para desembarcar municiones, y tras el bloqueo de la escuadra española en Santiago de Cuba, dedicaría sus esfuerzos, a petición del propio almirante
William Sampsom, a localizar la posición de

Mapa que  indica el recorrido realizado por Andrew S. Rowan en una de sus misiones

los buques y de las defensas costeras españolas en torno a la bahía de Santiago.
El capitán Henry Whitney sería el encargo de realizar tareas similares en la isla de Puerto Rico.

imagen de Henry H. Whitney

Merced a su trabajo, las tropas norteamericanas desembarcarían en el sur de la isla, menos protegida, en lugar de hacerlo frente a la capitas, San Juan de Puerto Rico, como los españoles esperaban.
"Aunque juzgo conveniente hacer una demostración frente a los puertos de San Juan y Fajardo, no estoy dispuesto a desembarcar en ninguno de ellos porque pudiéramos encontrarlos ocupados por numerosas fuerzas españolas." Esta fue la explicación que el general Nelson Miles dió al secretario de la guerra. En el momento de desembarcar en la isla de Puerto Rico, en la bahía de Guánica, sólo encontró la oposición de un oficial español y 11 soldados.

Entre los éxitos del espionaje americano habría que citar el conseguido por el agregado naval Sims, quien llegó a reclutar a un oficial español destinado en la División de Operaciones de la Armada y a su esposa.

Se desconocen los nombres de la inmensa mayoría de los agentes reclutados por los servicios americanos debido a que éstos, al concluir las hostilidades, destruyeron todos los documentos que hacían referencia a los mismos.
Sin embargo, éste oficial español se encontraba destinado en las islas Canarias y pasó informes valiosos, por un lado sobre los buques españoles de guerra y el estado en el que se encontraban (ya que su posición dentro de la División de Operaciones de la Armada le hacía gozar de información privilegiada) y por otro lado, enviaría a los EEUU detallados informes sobre las defensas costeras y portuarias de las islas Canarias por si los norteamericanos se decidían atacar el territorio metropolitano español.
Los norteamericanos llegaron a contemplar la posibilidad de extender la guerra hacia la propia España, aunque finalmente la opción fue descartada.

otra imagen del Henry H. Whitney



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