El crucero Almirante Oquendo fondeado en San Vicente de Cabo Verde
LA RUTA DE CERVERA
"Es conveniente que en puertos principales Antillas (...) haya agentes de confianza para darme noticias"
Del telegrama enviado por Cervera desde Cabo Verde al Ministro de Marina el 22 de abril de 1.898

Desde el 8 de febrero de 1.898 se estaba reuniendo en Cádiz una escuadrilla que debía ser enviada a Cuba formada por 3 destructores y 3 torpederos para ser enviados a las Antillas. En los EEUU había una honda preocupación por el hecho de que estos seis navíos pudieran llegar a aguas cubanas, pues resultaban una seria amenaza.

Por ello, incluso se había previsto abordarlos en mitad del océano y hundirlos sin previa declaración de guerra. Sin embargo, el presidente americano McKinley no sucumbió a las presiones a las que fue sometido para permitir esta acción por lo cual, y a pesar de tener destacada en Lisboa una escuadra formada por varios cruceros, la escuadrilla española al mando del Capitán de Navío D. Fernando

Torpedero Azor, uno de los buques de Villaamil

Villaamil, que zarparía de Cádiz con rumbo a Puerto Rico, recalaría en San Vicente de Cabo Verde sin ser atacada por los buques norteamericanos destacados en Lisboa, que se dirigirían a sus propias bases o a Gran Bretaña a dar escolta al recien adquirido New Orleans.
Esta acción, sin embargo, trastocaría los planes españoles.

 
Un destructor español  de la escuadra de Cervera en la isla de Cabo Verde

Tras sufrir una avería en el torpedero Ariete Villaamil ordena realizar a los destructores Plutón y Furor y al torpedero Rayo una descubierta en previsión de un ataque norteamericano.
Estos tres navíos desaparecen por un tiempo, provocando una gran preocupación en el resto de los buques de la escuadrilla, que inician una angustiosa búsqueda que finaliza el 30

de marzo de 1.898, cuando el destructor Terror localiza en San Vicente de Cabo Verde a los tres buques "desaparecidos". Una vez que en España se tienen noticias del destino de los seis buques el Almirante Cervera manifiesta que es peligroso permitir que la escuadrilla se encamine a aguas del Caribe sin más escolta que la de los cruceros auxiliares, en donde habían embarcado la artillería y los torpedos de los buques para facilitar la singladura.

El Colón y el Vizcaya fondeados

El Ministro Bermejo ordena, días después, al Almirante Cervera partir con las dos naves de las que dispone, el Colón y el Teresa, hasta la posesión portuguesa y esperar allí la llegada de los cruceros Oquendo y Vizcaya provenientes de La Habana y de un vapor, el San Francisco, que parte un día después que Cervera de Cádiz con carbón, víveres, munición y con un sobre que contiene las instrucciones definitivas para la escuadra.

Las órdenes eran las de dirigirse a San Juan de Puerto Rico y desde allí iniciar los ataques contra la costa americana y su tráfico mercante, evitando el enfrentamiento con las fuerzas navales enemigas. Sin embargo, Cervera era de la opinión de que la escuadra serviría mejor a los intereses de España quedando agrupada en las islas Canarias, cerca de bases donde podría encontrar todo lo necesario para hacer frente a un posible ataque norteamericana, y desde donde sería posible acudir en defensa de las

El Almirante Oquendo en San Vicente de Cabo Verde, donde llegaría en compañía del Vizcaya procedente de La Habana

costas Peninsulares y de las islas Baleares. Además, ello obligaría a los EEUU a tener que operar alejados de sus propias bases, haciendo difícil cualquier reparación de un buque dañado. Pero las órdenes recibidas no varían a pesar de las manifestaciones del Almirante y su Junta de Estado Mayor.

La escuadra de Cervera al completo reunida en San Vicente de Cabo Verde.

Con la llegada el día 19 de los cruceros Vizcaya y Oquendo, se agravan los problemas de la escuadra para el abastecimiento de carbón. El cónsul americano ha comprado la casi totalidad de las existencias del valioso mineral, y sólo a duras penas Cervera consigue obtener 700 t. de carbón que son, a todas luces, insuficientes. El Ministro Bermejo indica al Almirante de que dispone de 5.000 t. en Curaçao, posesión holandesa de las Antillas, y hacia allí se dirige la escuadra en cumplimiento de las órdenes recibidas.

 
El Cristobal Colón, que fue enviado a las Antillas sin sus dos cañones de grueso calibre.

En la isla de la Martinica reciben noticias del desastre de Cavite, y deben dejar al destructor Terror para reparar unas averías en sus calderas, prosiguiendo viaje a Curaçao, donde llegan el 14 de mayo para encontrarse conque no existe ni un solo gramo del carbón prometido. Para mayor infortunio de Cervera y de toda la escuadra española, el día 12 de mayo llegaba a la Martinica un telegrama del Ministro Bermejo pero Cervera ya había zarpado y no lo recibiría.

En dicho telegrama se le comunicaba lo siguiente:
"Desde su salida han variado las circunstancias. Se amplían sus instrucciones en el sentido de que si no cree que esa Escuadra opere ahí con éxito, pueda regresar a la Península..."
Se había perdido la oportunidad de salvar todos los buques e innumerables vidas humanas, pudiendo acudir posteriormente a la mesa de negociaciones en una postura de mayor fuerza que posiblemente hubiera salvado para España algunos de los territorios que se perdieron.

En Curaçao no sólo no encontraron las 5.000 t. de carbón prometidas, sino que el gobernador de la isla tan sólo permitió la entrada de dos buques españoles por espacio de 48 horas y la adquisición de 400 t. de carbón, que se distribuyeron entre los buques más necesitados de la escuadra en alta mar, fuera de las aguas jurisdiccionales holandesas.
El 19 de mayo llegaban por fin a Santiago de Cuba los buques españoles, que serían bloqueados por la escuadra americana el 29

Una batería española en San Juan de Puerto Rico, repeliendo el ataque norteamericano

de mayo. Por su lado el Terror, una vez reparado, llegaría por sus propios medios a San Juan de Puerto Rico, siendo el único buque de la escuadra española que se salvaría de la destrucción.




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