Sala de torpedos en un crucero español

LA DERROTA NAVAL

Prisioneros españoles en un buque hospital de los EEUU
"En la torre de proa, al disponerse para hacer el tercer disparo, entró un proyectil por entre el cañón y la cañonera"
Teniente de Navío Calandria, a bordo del Oquendo

Después de la entrada de la escuadra de Cervera, y hasta que esta fue definitivamente bloqueada por la escuadra americana, se dispuso de varios días en los que se podía haber intentado abandonar Santiago de Cuba, en pos de una mejor base.

Sin embargo, una vez que los norteamericanos descubrieron la ubicación de la flota española y se inició el bloqueo, ya fue del todo imposible.
Entre las muchas alternativas que se plantearon para afrontar la crítica situación se podrían mencionar las siguientes
:
Äzabordar los buques en la bahía para evitar su captura, llevando a tierra las piezas de artillería para reforzar las defensas de la ciudad y contribuir con las dotaciones a reforzar la guarnición;
Äforzar la salida nocturna e intentar, al amparo de la noche, salvar el mayor número de buques de la escuadra,

dos instantáneas de Santiago de Cuba

tratando de alcanzar La Habana o Cienfuegos;
Äla salida diurna, agravándose las condiciones de total inferioridad de la escuadra al ser necesario abandonar la bahía de uno en uno.

 
Junta de los oficiales del Estado Mayor de Cervera

Uno de los mayores defensores de la salida nocturna era D. Joaquín Bustamante, jefe del Estado Mayor de la escuadra, quien proponía que en primer lugar salieran los destructores, los cuales, merced a su mayor velocidad y reducido tamaño podrían intentar torpedear alguno de los buques americanos, sembrando el desconcierto en las filas americanas y quizás hundiendo alguno de los buques bloqueadores, saliendo posteriormente los cruceros, e intentando cada uno dirigirse a un rumbo establecido de antemano para crear confusión y dividir a la escuadra bloqueadora.

La Armada española tiempo hacía que practicaba supuestos de combate nocturnos entre los que se incluían la acción de torpedeo.

Entre las razones que evitaron que prosperase tal iniciativa se encuentran dos que, finalmente, y ante el apoyo del resto de miembros del Estado Mayor, decidieron la suerte de la escuadra:
Äla primera era debido a que los norteamericanos bloqueaban la salida de la entrada y disponían siempre, a una distancia de 1 milla, un buque que la iluminaba con reflectores;
Äla segunda razón era premonitoria de lo que habría de suceder: ante la irremediable pérdida de todos los barcos, durante la noche se haría más

el Teresa fondeado

difícil prestar ayuda a las dotaciones de la escuadra, con lo que las pérdidas en vidas humanas serían mucho mayor.

crucero acorazado Cristobal Colón

Pero tras los episodios de El Caney y Las Lomas de San Juan, pensando en una posible pérdida de

el crucero VIZCAYA. Se aprecia en el buque, tras la batalla, los desperfectos de su proa, provocados por una explosión de los pañoles de municiones

Santiago de Cuba, y ante el apremio del Capitán General de Cuba, D. Ramón Blanco, que exigía la salida de la escuadra, el Almirante Cervera optó, cumpliendo con su deber, por precipitar el desenlace de lo que ya se sabía que iba camino de convertirse en tragedia.
La salida de la escuadra se haría a las 09:00 horas de la mañana, es decir, los norteamericanos tendrían toda la luz del día para dar buena cuenta de los buques españoles, e irremediablemente deberían de salir en fila india, dado lo estrecho de la boca de la bahía.

El primer barco en salir sería el insignia Infanta Mª Teresa, que intentaría embestir al crucero acorazado más rápido de los EEUU, el Brooklyn.

Detrás saldrían el Vizcaya, el Cristobal Colón, el Almirante Oquendo y por último los dos pequeños destructores. Incluso a la salida de la bahía, cada barco español se detenía para poder desembarcar al práctico civil del puerto, lo que aún otorgaba más tiempo a los bloqueadores para concentrar su fuego sobre ellos.
El Teresa pronto se vió frenado por un aluvión de fuego, y al no conseguir su objetivo, cambió de rumbo, aunque sus desperfectos obligaron a la dotación a

El Almirante Oquendo, el más castigado de los buques de la escuadra española

embarrancarlo al oeste de Cabañas.
El Oquendo, al ser el último de los cruceros en abandonar la bahía, fue el más castigado de todos, llendo a embarrancar, envuelto en llamas, a 500 m. del Teresa.

entre las estructuras hundidas del COLÓN, se aprecia un cañón, apuntando amenazador

El Furor y el Plutón poco pudieron hacer, enfrentándose a buques de mayor entidad y potencia, por lo que no tardaron también en sucumbir, el primero embarrancando y el segundo hundido por el fuego enemigo, falleciendo Villaamil en uno de ellos.
Quedaban el Vizcaya y el Colón, que parece que iban a conseguir su objetivo, pero los fondos sucios del primero frenaban su marcha y pronto,

 

al ser alcanzado por los buques perseguidores, se vió obligado a embarrancar junto a Aserraderos.
El Colón, con un buen andar, iba alejándose de los buques americanos hasta que, al parecer, consumió todo el carbón de buena calidad que llevaba en las carboneras, y al comenzar a usar otro de menor calidad, empezó a perder velocidad, siendo alcanzado también por los americanos.

Los disparos de los buques americanos se quedaron cortos al principio, pero poco a poco fueron cogiendo la distancia y comenzaron a hacer los primeros impactos.
Su comandante, para evitar que fuese capturado, convirtiéndose en una excelente presa y botín de guerra puesto que fue el que menos daños sufrió de toda la escuadra española, decidió embarrancarlo en el río Turquino.
También aquí como antes en Cavite, el tiro de los americanos dejó mucho que desear, aunque el de los españoles no le fue a la zaga.

cañones de 280 mm de popa del TERESA y del VIZCAYA

Los impactos recibidos por los buques españoles fueron los siguientes:

INFANTA Mª TERESA
2 impactos de 320 mm, 3 de 203mm, 5 medios y 19 ligeros
VIZCAYA
4 impactos de 203 mm, 9 medios y 12 ligeros
ALMIRANTE OQUENDO
3 impactos de 203 mm, 11 medios y 43 ligeros
CRISTOBAL COLÓN
4 impactos medios y 2 ligeros
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En comparación con el castigo recibido por la escuadra de Montojo en Cavite, que no fue hundida por la escuadra de Dewey, no parece que hayan sido los impactos de los cañones americanos los responsables de la pérdida de cuatro cruceros acorazados de 7.000 toneladas.

la explosión de la santabárbara del VIZCAYA terminaría por destruir el buque, como se aprecia en su batería de medio calibre de babor

El Cristobal Colón, de hecho, prácticamente quedó indemne.
Y eso que verdaderamente, un crucero acorazado nada tenía que hacer frente a un poderoso acorazado.
Los norteamericanos intentarían reflotar el Colón con la intención de incorporarlo a su flota posteriormente, pero la precipitación hizo que los norteamericanos no tuvieran en cuenta el hecho de que la tripulación española hubiera abierto los grifos de fondo para inundar el navío, con lo cual éste daría la vuelta y se perdería definitivamente.
Más suerte tuvieron con el Teresa, al que sí consiguieron reflotar.

Pero durante su traslado a los EEUU, cerca de las islas Caicos una tempestad hizo que también las armas españolas evitasen la vergüenza de ver un buque español con pabellón enemig, al romperse el cable con el que era remolcado, perdiéndose definitivamente.
El navío americano más castigado sería el Brooklyn, que recibiría 40 impactos, tan sólo 4 de medio calibre siendo el resto de pequeño calibre; 3 impactos recibió el Oregón; 2 el Texas; 2 el Indiana y 6 el Iowa.

una nueva imagen del VIZCAYA totalmente calcinado

Las bajas de la escuadra española fueron cuantiosas: 323 muertos, 151 heridos y 1.720 prisioneros. Por parte americana, tan sólo 1 muerto y 1 herido.
Las primeras noticias del desastre llegarían a través de un grupo de marineros supervivientes de uno de los buques, que se negó a entregarse a los americanos.

Daños sufridos por el Texas como consecuencia de un impacto español

Ese mismo día, 3 de Julio, las fuerzas que cercaban Santiago instaron a la rendición de la plaza, dándole al General Toral 24 horas de plazo para que los civiles abandonasen la ciudad.

Cañón de grueso calibre del Vizcaya, fotografiado un día después del combate

MENSAJE DE SHAFTER A TORAL INSTÁNDOLE A LA RENDICIÓN DE LA PLAZA:

"Cuartel General de las Fuerzas de los Estados Unidos
Cerca del río San Juan, Cuba, 3 de Julio, 1.898.
Al Comandante General de las Fuerzas Españolas, Santiago de Cuba.

Señor: Me veré obligado, a menos que capitule, a bombardear Santiago de Cuba. Por favor, informe a los ciudadanos de paises extranjeros y a todas las mujeres y niños que deberán abandonar la ciudad antes de las 10 en punto de mañana por la mañana."

La respuesta de los mandos españoles no se haría esperar, en términos que no dejaban lugar a duda sobre las intenciones españolas:

"Santiago de Cuba, 3 de Julio1.898.
Su Excelencia el General Comandante de las Fuerzas de los Estados Unidos, cerca del río San Juan:
Señor: Tengo el honor de contestar a su comunicación de hoy, escrita a las 8,30 a.m. y recibida a las 1,00 p.,., demandando la rendición de esta ciudad; en caso contrario anunciándome que bombardeará esta ciudad y que advirtiera a las mujeres y niños extranjeros que deben abandonar la ciudad antes de las 10 en punto de mañana por la mañana. Es mi deber decirle que esta ciudad no se rendirá y que informaré a los cónsules y habitantes extranjeros de los contenidos de su mensaje.
Muy respetuosamente -JOSÉ TORAL.- Comandante en Jefe, 4º Cuerpo."

el acorazado Oregón durante una acción de bombardeo de Santiago de Cuba. Tales acciones no serían muy efectivas, pues no conseguirían acallar las baterías españolas

Se iniciaba así una peregrinación interminable de la casi totalidad de los habitantes de Santiago hacia El Caney, donde pasarían muchísimas penurias en el improvisado campamento donde encontraron refugio.

el REINA MERCEDES, hundido en Santiago. Sería reflotado por los americanos y llevado a EEUU

Para evitar la entrada en la bahía de Santiago de la escuadra enemiga, se optó por hundir en su entrada el ya inútil crucero Reina Mercedes.
Los cónsules de varios paises consiguieron que el plazo dado por los americanos para la rendición de la ciudad antes de atacarla se prolongase, lo que provocó un éxodo de civiles con dirección a El Caney.
Los bombardeos se iniciaron el día 10 de julio, prolongándose hasta el 11, sin causar demasiadas bajas entre las fuerzas defensoras.

Sin embargo, ante la imposibilidad de romper las líneas americanas que cercaban Santiago, se inician las conversaciones para la capitulación, cosa que se haría efectiva el día 16 de Julio.

Cañones del Oquendo apuntando al cielo. Sus calderas reposan sobre el lecho marino



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