DEFENSAS ESPAÑOLAS

Soldados españoles en una población filipina, posiblemente Manila
" Los cañones de montaña españoles no pueden contestar. Están barridos de frente por las baterías de tiro rápido (...) y de costado por las baterías de los barcos."
Relato del ataque norteamericano a Manila para conseguir su rendición.

Tiempo hacía que se había pensado en trasladar la base del Apostadero a la bahía de Subic, ante la imposibilidad de construir buques mayores de 200 t. en el arsenal de Cavite y de reparar los mayores de 1.000 t., que debían ir hasta Honk-Kong.
Para los observadores internacionales la superioridad americana no era tan aplastante como pudiera parecer. Al hecho de tener éstos sus bases a miles de kilómetros, con lo que ello suponía, se sumaba la posibilidad de que la escuadra española, combatiendo a la defensiva, en constante movimiento y apoyada por minas y las baterías de costa pudiera desgastar a la escuadra americana,

plano del arsenal de Cavite, base de la flota del Apostadero

que podría llegar a verse sin municiones en una zona comprometida.
Sin embargo, la dejadez de las autoridades habían permitido que en el principal lugar donde habría de desarrollarse el combate no sobrasen ni lo uno ni lo otro.

mina "BUSTAMANTE" española

Por ello se había solicitado de la metrópoli que se enviasen con urgencia minas y cañones para fortificar Manila y su bahía. Sin embargo, aunque se realizó tal envío, jamás llegaría a aguas filipinas puesto que el desastre ya se había consumado y por lo tanto, el buque que trasladaba el material recibió la orden de volver a España.
Para el Almirante Montojo era preciso dirigir la escuadra a

la bahía de Subic, ya que se prestaba mejor a una defensa al tener una entrada estrecha, cerrada con un islote que tan sólo dejaba dos canales por los que internarse en la misma.
En uno de ellos, para impedir el paso, se hundió deliberadamente un viejo buque mientras que se preveía obstaculizar la otra entrada con minas. Allí, la escuadra española podía resistir fácilmente el ataque enemigo.

Sin embargo, el Ejército no deseaba dejar Manila desprotegida, lo que suponía que la Armada debía de fondear frente a la ciudad, protegida por sus baterías. Pero tampoco se deseaba que la escuadra americana pudiese bombardear Manila, por lo que finalmente no se llegó a un acuerdo estratégico.
El 25 de abril, la escuadra española dejó las aguas de la bahía de Manila para dirigirse a Subic, pero al llegar allí se encontró con que el dispositivo defensivo no estaba concluido, por lo que definitivamente decidió afrontar el combate en Cavite. Lo más grave de todo era que el crucero Castilla, el segundo navío más grande de la escuadra española, sufrió una vía de agua que aunque fue provisinalmente reparada provocó su inmovilización, pues se temía que las vibraciones que provocaban los motores pudiesen agravar las averías. Además, otros tres buques de la escuadra se encontraban en reparaciones.
Las baterías de costa españolas, como sucedería con otras armas a lo largo del conflicto, distaban mucho de estar listas para hacer frente al combate

el almirante Patricio Montojo

que se avecinaba. Su distribucíon en la bahía de Manila, a todas luces insuficiente, y fue la siguiente:

Imagen del arsenal de Cavite
Bahía de Subic
4 cañones de 150 mm; 5 minas
Punta Sangley
2 cañones de 150 mm.
Manila
4 obuses de 240 mm; 9 obuses de 210 mm; 24 cañones de diversos calibres

Muchos de los cañones que se utilizaron para la defensa eran viejas piezas de avancarga de finales del siglo XVIII, prácticamente inútiles salvo para hacer ruido y que poco o nada podrían hacer frente a las modernas piezas de los buques americanos. Sin embargo, procedentes de los buques de la Armada que no estaban operativos se instalarían algunas piezas en la isla del Corregidor. A pesar de todo ello, las obras de instalación se realizaron con infinita tranquilidad, dándose el caso de que algunas de ellas, el día del combate, aún no estaban montadas del todo.
Por otro lado, para defender la ciudad de un posible ataque de los insurrectos tagalos y de los americanos desde tierra, se procedió a la movilización de todos los españoles útiles para el servicio, cerrando Manila con un perímetro defensivo de trincheras y puestos aislados.

piezas de artillería españolas en el arsenal de Cavite

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