Con el objetivo puesto en obtener la independencia se produjo en el año 1.896 una insurrección principalmente focalizada en la isla de Luzón y en las provincias que rodeaban Manila, la capital, viniendo a agravar la situación de la metrópoli al establecerse un nuevo foco de rebeldía que venía a rebañar los agotados recursos humanos y económicos que tan necesarios se hacían para sofocar la interminable lucha en Cuba.

soldados indígenas jurando bandera
Soldados indígenas jurando bandera.
Del libro «Campaña de Filipinas. La División Lachambre. 1897»

Las razones para ello hay que buscarlas en diversas circunstancias que, unidas, generaron el caldo de cultivo propicio para la sublevación: la corrupción de la administración, fomentada por el hecho de que, aunque no todos, muchos funcionarios españoles llegaban con el deseo de hacer carrera rápida; el abuso del clero peninsular y el odio del clero indígena hacia los frailes españoles que disfrutaban de pingües beneficios y prebendas; la labor de intelectuales filipinos formados en las universidades españolas que llevaron nuevas ideas a las islas; la propaganda masónica, etcétera.
Todo esto fue llevando a la población tagala a un descontento generalizado y a un rechazo contra la administración española, algo que no evitaron ya las autoridades a pesar de las reformas que se iniciaron.
Algunas de esas reformas tenían la pretensión de comenzar a integrar a los nativos filipinos en el gobierno del Archipiélago.
En cierto modo, «España perdió las islas Filipinas sin haber llegado á tener conocimiento exacto de lo muchísimo que valían; y la ignorancia de cuanto en ellas pasaba, explica hubiera un momento en que la opinión se mostrase indecisa respecto á las causas determinantes de sus dos últimas insurrecciones.
Por fortuna para el progreso y para la libertad, hoy todos, menos los responsables directamente y en primer lugar de ellas, están ciertos de que si influyó en su explosión la autoridad autocrática de los Capitenes generales, la corrompida burocracia y la perversa política allí hecha por liberales y conservadores, las impuso con imperio soberano la desapoderada conducta de aquellos frailes y de aquellos monjes»
.[1]
Sin embargo aquellas reformas, que fueron tenidas como excesivas por la clase social europea, resultaron escasas para los independentistas filipinos.

Así las cosas, todo parecía indicar que no tardaría en producirse una rebelión, un hecho éste que se contemplaba con preocupación tanto en el Archipiélago como en la propia España.
Desde Madrid llegaron órdenes para que, entre otras medidas, se prohibiese la existencia de sociedades secretas y de la francmasonería. La conspiración que se fue fraguando finalmente fue delatada al párroco de Tondo por un conjurado arrepentido. Sin embargo, las actividades y esfuerzos de las autoridades españolas para evitar la sublevación no consiguieron su objetivo.

El 30 de agosto de 1.896 daba inicio la insurrección en la isla de Luzón.
Andrés Bonifacio, fundador de la sociedad secreta «Kataastaasan Kagalanggalangan Katipunam ng mga Anak ng Bayan (Soberana y Venerable Asociación de los Hijos del Pueblo)», más conocida como «Katipunam» y cuyas siglas eran «K.K.K.», sostenía un enfrentamiento con la Guardia Civil al intentar entrar en Manila con sus tropas siendo rechazado en las cercanías de la misma, en San Juan del Monte.
Las fuerzas destinadas a la protección de los territorios españoles situados en Asia y Oceanía nunca habían sido muy numerosas.
El artículo 4 de la Ley de 29 de junio de 1896, que venía a establecer las fuerzas del Ejército permanente en la Península y Ultramar para el año económico de 1896 a 1897, fijaba para las islas Filipinas unas fuerzas totales de 17656 hombres «pudiendo aumentarse, si así conviniera, para la continuación de las operaciones militares en Mindanao». [2]
En el momento del alzamiento, pues, se encontraban destinados en el Archipiélago de Filipinas como guarnición aproximadamente 18.000 hombres del Ejército que formaban: 7 Regimientos de Infantería; 1 Batallón Disciplinario; 1 Regimiento de Caballería; 1 Regimiento y 2 Baterías de Artillería; 1 Batallón de Ingenieros; 1 Brigada de Sanidad y el personal administrativo.
La composición de estas tropas era mayoritariamente indígena, salvo los cuadros de mando y las unidades de artillería que eran europeas.
Las unidades estaban desplegadas en 1 media Brigada de 4 Regimientos de Infantería en la isla de Luzón y 1 media Brigada de 3 Regimientos de Infantería más 1 Batallón Disciplinario en Joló, Mindanao y Visayas.
La Artillería de Plaza tenía destacado un Batallón en Cavite y otro en Manila. El resto de unidades se concentraban en ésta última población.

Segunda línea de trincheras que defendía el puente del Zapote
«Provincia de Cavite. Segunda línea de trincheras que defendía el puente del Zapote. La Ilustración Artística. 1897»

La situación de La Armada, por otro lado, no era mucho mejor. El apostadero de Filipinas contaba con una escuadra cuyos principales buques estaban ya superados con respecto a los de algunas de las potencias vecinas; en concreto, Gran Bretaña y las unidades destinadas en sus principales estaciones navales, y el imperio de Japón, inmerso en una carrera naval que en pocos años la habían llevado a posicionarse como una de las principales potencias navales del Pacífico rivalizando con Rusia.

Cañonera Otálora, en la laguna de Bay
Cañonera Otálora, en la laguna de Bay.
Del libro «Campaña de Filipinas. La División Lachambre. 1897»

Para el servicio, policía y vigilancia de las aguas jurisdiccionales de las islas Filipinas -y, por ende, en las Palaos, Marianas y Carolinas- durante el año económico de 1896 a 1897, la Ley de fuerzas navales de 30 de junio de 1896 establecía que dichas fuerzas para el apostadero de Filipinas estuvieran formadas por 2 cruceros de 1ª clase, 3 cruceros de 2ª clase, 3 cruceros de 3ª clase, 15 cañoneros de 2ª clase, 4 cañoneros de 3ª clase, 3 transportes, 5 lanchas de vapor, 1 corbeta Escuela de Guardias marinas y 1 vapor para Comisión Hidrográfica. Para cubrir el servicio en los Arsenales y dotar de tripulación a los mencionados buques, se fijaban para ese período un total de 2527 marineros y 726 soldados [3] pertenecientes a 1 batallón del Cuerpo de Infantería de Marina.
La Guardia Civil, por su parte, contaba con 3 Tercios indígenas y una sección de «Guardia Civil Veterana» encargada del orden público en la capital del archipiélago, así como 1 Comandancia de Carabineros compuesta por 6 Compañías que operaban en todo el Archipiélago.
El origen de la Guardia Civil en Filipinas se encuentra en 1868 cuando se redacta un proyecto de reglamento para su establecimiento en las islas, con un 1er Tercio situado en la isla de Luzón; en 1872 se creaba un 2º Tercio en Mindanao y ya en 1895, un 3er Tercio en la provincia de Nueva Écija, en Luzón. Los cuadros de mando eran europeos y los números estaban constituidos por nativos del archipiélago que, durante la sublevación de 1896 se mantuvieron en su inmensa mayoría leales a España.
De este modo llegamos al año 1898, año del desastre, donde estos tres Tercios se encontraban desplegados de la siguiente manera: para controlar el sur y centro de Luzón el 23º Tercio en Manila; para controlar el norte de la isla de Luzón, el 25º Tercio en Nueva Écija, y para controlar Mindanao y las Visayas el 24º Tercio en Mindanao.

Pese a la falta de organización y la escasez de armas de fuego suficientes para todos los combatientes que se alzaron en 1896 -motivo que llevó a los katipuneros a organizar cuerpos de «sandatahanes» armados con machetes y de «flecheros», con arcos y ballestas- los éxitos iniciales de los insurrectos, que logran reducir algunos destacamentos aislados y tomar el control de varias poblaciones, avivaron la llama de la rebelión, a la cual se sumaron desertores indígenas del Ejército Español.
Bajo el liderazgo de Canuto Villanueva –Jefe Supremo del Katipunan– y del General Eusebio Roque, quien estaba al mando de una fuerza de varios miles de hombres, miembros del Katipunam instauraban en el primer año de la sublevación la denominada «República del Kakarong» en la provincia de Bulacán.

Eusebio Roque capturado tras la toma de Kakarong de Sili
El líder katipunero Eusebio Roque capturado tras la toma de Kakarong de Sili. Fotografía procedente del grupo de Facebook «Spanish Philippines».

El 29 de agosto de 1896 el Capitán General Blanco solicita urgentemente a Madrid el envío de refuerzos con los que hacer frente a la insurrección. El día 1 de septiembre de 1896 se publica la orden para organizar en Barcelona el primero de 15 Batallones de Infantería denominados como Batallones de Cazadores Expedicionarios –numerados del 1 al 15– con destino a reforzar las fuerzas del Ejército en Filipinas.
Cada Batallón estaría compuesto por Plana Mayor y 6 Compañías [5] con una plantilla de 1051 plazas. «El personal de jefes, oficiales y asimilados (...) será nombrado por el Ministerio en la forma reglamentaria, así como el cabo de cornetas, el armero y las clases que falten para el completo. El de clases y tropa para las compañías, estará constituido por los contingentes de personal destinado á Cuba» (sic).

Insurrectos tagalos
Insurrectos tagalos.
Del libro «Campaña de Filipinas. La División Lachambre. 1897»
El General Lachambre y sus ayudantes de campo.
El General Lachambre y sus ayudantes de campo.
Del libro «Campaña de Filipinas. La División Lachambre. 1897»

La Plana Mayor de cada Batallón tendrá una plantilla formada por 1 Teniente Coronel, 2 Comandantes, 1 Capitán ayudante, 1 Capitán cajero, 1 Subalterno abanderado, 2 Médicos, 1 Capellán, 1 Cabo de cornetas y 1 Armero. La plantilla de cada Compañía la formarán 1 Capitán, 4 subalternos, 5 Sargentos, 10 Cabos, 4 cornetas, 4 Soldados de 1ª, 152 Soldados de 2ª.
Con posterioridad, en ese mismo mes, se organizarán cuatro nuevas compañías para dotar a cada Batallón Expedicionario de un total de 8, siendo la composición final de los 15 Batallones de Cazadores Expedicionarios de 8 Compañías y una plantilla de 1.401 plazas.

Trinchera grande y campo atrincherado en Cavite
GUERRA DE FILIPINAS. Cavite. Vista de la trinchera grande y el campo atrincherado frente al campamento de Dahalican.
Del libro «Campaña de Filipinas. La División Lachambre. 1897»

De manera inmediata, el 3 de septiembre parte para Filipinas a bordo del vapor Cataluña 1 Batallón de Infantería de Marina, y el 8 del mismo mes a bordo del vapor Montserrat el Batallón de Cazadores Expedicionarios nº 1.
El Batallón de Cazadores nº 1 debía encontrarse en Barcelona el día 4 de septiembre de 1896 para estar dispuesto a embarcar el día 7 del mismo mes. Los demás Batallones se irían organizando y concentrando para su embarque en fechas sucesivas.
Ese mismo año, de los 90525 hombres sorteados para cubrir los destinos en la Península, islas y Ultramar, correspondían para Filipinas un total de 3.000 mozos [6]: con destino a la Infantería 2400 y los 600 restantes para la Artillería de Plaza [7]

Desembarco en Manila de un Batallón de Cazadores Expedicionarios.
Desembarco en Manila de un Batallón de Cazadores Expedicionarios.
Del Catálogo de la exposición «El imaginario colonial»
Desfile por las calles de Manila de un Batallón de Cazadores Expedicionarios.
Desfile por las calles de Manila de un Batallón de Cazadores Expedicionarios.
Del Catálogo de la exposición «El imaginario colonial»

El 5 de octubre son llamados para recibir instrucción militar los 45000 reclutas del cupo de Ultramar, debiendo concentrarse en las capitales de las Zonas el 15 del mismo mes, disfrutando de un «socorro de 50 céntimos de peseta diários, desde que salgan de sus casas hasta su incorporación á las partidas receptoras»[8], realizando el viaje hasta las capitales de las zonas que les corresponden en ferrocarril y por cuenta del Estado.
Quedaba establecido que, una vez finalizado el período de instrucción o antes si fuese necesario, se dispondría la marcha a Ultramar de la parte del contingente que fuese preciso, regresando a sus hogares los restantes con arreglo a las órdenes dictadas.
En la misma fecha se publicaba la Real Orden que perseguía «facilitar el medio de que los individuos que, como prófugos del actual reemplazo y anteriores, hallándose arrepentidos quieran colocarse en condiciones lehales y contribuir á las necesidades de la Patria»[9], prorrogándose por un mes desde el 7 de octubre de 1896, fecha de publicación de la citada Real Orden los plazos para que pudieran presentarse aquellos mozos prófugos que se hallasen en Europa y por tres meses para aquellos que se encontrasen en otros países «para que efectúen su presentación para prestar servicio en Ultramar (...), ó redimirse á metálico del servicio de las armas por la cantidad de 2.000 pesetas, que habrán de hacerse efectivas dentro de dicho plazo.»[10]

Desfile por las calles de Manila de un Batallón de Cazadores Expedicionarios
Desfile por las calles de Manila de un Batallón de Cazadores Expedicionarios.
Del Catálogo de la exposición «El imaginario colonial»
Batallón de Leales Voluntarios de Manila.
Batallón de Leales Voluntarios de Manila.
Del Catálogo de la exposición «El imaginario colonial»

Los reclutas se distribuían en las diferentes Armas o Cuerpos en atención a sus carácterísticas personales, determinándose en el artículo 3º de la Real Orden Circular por la que los mozos eran llamados para recibir instrucción que «Para la elección de los reclutas que hayan de servir en Armas ó Cuerpos que requieran condiciones físicas ó conocimientos especiales, nombrarán los Capitanes generales Oficiales de la misma Arma ó Cuerpo para que asistan á las zonas y elijan el personal siempre que fuere posible, y no siéndlo comisionarán á los Coroneles de las respectivas zonas para que representen á aquellas Armas ó Cuerpos en la elección.» [11]

ORGANIZACIÓN DE LOS BATALLONES DE CAZADORES EXPEDICIONARIOS

Unidad.

Fecha de organización.

Lugar de organización.

Fecha de concentración.

Fecha de embarque.

Vapor de transporte.

Bon Cazadores Expedicionario nº 1.

1-X-1896.

Barcelona.

Barcelona, 4-X-1896.

Barcelona, 7-X-1896.

Montserrat.

Bon Cazadores Expedicionario nº 2.

8-X-1896.

Barcelona.

Barcelona, 13-X-1896.

Barcelona, 15-X-1896.

Isla de Luzón.

Bon Cazadores Expedicionario nº 3.

8-X-1896.

Guadalajara.

Guadalajara, 12-X-1896.

Barcelona, 15-X-1896.

Isla de Luzón.

Bon Cazadores Expedicionario nº 4.

30-X-1896.

Barcelona.

Barcelona, 4-X-1896.

Barcelona, 6-X-1896.

Colón.

Bon Cazadores Expedicionario nº 5.

30-X-1896.

Barcelona.

Barcelona, 14-X-1896.

Barcelona, 16-X-1896.

Covadonga.

Bon Cazadores Expedicionario nº 6.

30-X-1896.

Guadalajara.

Guadalajara, 13-XI-1896.

Barcelona, 16-X-1896.

Covadonga.

Bon Cazadores Expedicionario nº 7.

4-XI-1896.

Barcelona.

Barcelona, 10-XI-1896.

Barcelona, 12-XI-1896.

León XIII [12].

Bon Cazadores Expedicionario nº 8.

4-XI-1896.

Guadalajara.

Guadalajara, 14-XI-1896.

Barcelona, 15-XI-1896.

San Fernando.

Bon Cazadores Expedicionario nº 9.

10-XII-1896.

Sevilla.

Sevilla, 14-XII-1896.

Cádiz, 17-XII-1896.

Magallanes.

Bon Cazadores Expedicionario nº 10.

10-XII-1896.

Cádiz.

Cádiz, 15-XII-1896.

Cádiz, 17-XII-1896.

Magallanes.

Bon Cazadores Expedicionario nº 11.

10-XII-1896.

Barcelona.

Barcelona, 15-XII-1896.

Barcelona, 17-XII-1896.

Isla de Luzón.[13]

Bon Cazadores Expedicionario nº 12.

10-XII-1896.

Barcelona.

Barcelona, 15-XII-1896.

Barcelona, 17-XII-1896.

Antonio López.

Bon Cazadores Expedicionario nº 13.

10-XII-1896.

Valencia.

Valencia, 16-XII-1896.

Valencia, 18-XII-1896.

Montevideo. [14]

Bon Cazadores Expedicionario nº 14.

10-XII-1896.

Zaragoza.

Zaragoza, 17-XII-1896.

Barcelona, 20-XII-1896.

Colón. [15]

Bon Cazadores Expedicionario nº 15.

10-XII-1896.

Guadalajara.

Guadalajara, 14-XII-1896.

Barcelona, 20-XII-1896.

Colón.[16]

OBSERVACIONES

  • El 4 de septiembre de 1896 zarpa del puerto de Cádiz el vapor Cataluña transportando el 1er Bon del Regimiento de Infantería de Marina nº 1.
  • El 13 de septiembre de 1896 zarpa de Barcelona el vapor Antonio López con fuerzas de artillería dirigiéndose a cartagena, donde el 14 de septiembre embarcará el 1er Bon del Regimiento de Infantería de Marina nº 2.
  • El 18 de septiembre de 1898 zarpa de Barceolona el vapor Isla de Luzón llevando, junto a los Batallones de Cazadores Expedicionarios 1 y 2, fuerzas de artillería.
  • El 6 de octubre de 1896 zarpa del puerto de Barcelona el vapor Colón llevando, junto al Batallón de Cazadores Expedicionarios nº 4, 1 Escuadrón de Caballería y fuerzas de artillería.
  • El 7 de noviembre de 1896 zarpa desde Barcelona el vapor Alfonso XII llevando a bordo al General Polavieja y los generales que le acompañan junto con las Compañías nº 7 y 8 de los Batallones de Cazadores Expedicionarios 1 y 2, así como fuerzas de Infantería de Marina
  • El 27 de noviembre de 1898 zarpa de Barcelona el vapor San Fernando llevando, junto al Batallón de Cazadores Expedicionario nº 8, el 2º Batallón del Regimiento de Infantería de Marina nº 2.
  • Lugar de organización, concentración y embarque de los 15 batallones de Cazadores Expedicionarios.
    Lugar de organización, concentración y embarque de los 15 batallones de Cazadores Expedicionarios. Diseño propio.

    El 30 de agosto de 1896 se declaraba el estado de guerra en las provincias de Manila, Bulacán, Pampanga, Nueva Écija, Tarlac, la Laguna, Cavite y Batangas.
    Publicado el bando que declara esta situación en las mencionadas provincias, se instaba a la presentación de los rebeldes con la promesa de reducir las penas a las que puedan ser condenados o de considerarlos exentos de las mismas: «Art. 7.0 Los rebeldes que se presenten á las autoridades antes de las 48 horas después de la publicación de este bando, quedarán exentos de la pena de rebelión, excepto los jefes de los grupos sediciosos y los reincidentes de estos delitos. Los jefes á que se hace referencia serán indultados de la pena que les corresponda si se rinden en el plazo fijado, sufriendo la inmediatamente inferior en su grado mínimo o medio» [17].

    Derrota de los transportes de tropas españoles desde España hasta Filipinas
    Derrota seguida por los transportes de tropas desde España a Filipinas. Diseño propio sobre cartografía de Carlos Sullivan.

    El 15 de septiembre de 1.896 daba inicio el General Blanco las operaciones encaminadas a sofocar la sublevación en la provincia de Cavite, con las tropas de las que disponía en Luzón, a las que se sumarían 3.000 hombres más llegados de las islas de Joló y de Mindanao en navíos de La Armada, en tanto se iban incorporando las fuerzas organizadas en la Península Ibérica, que no llegarían sino a partir del 1 de octubre de 1896, fecha en la que el vapor Cataluña llegaría al archipiélago llevando a bordo el 1er Batallón del Regimiento de Infantería de Marina nº 1.
    En el transcurso de las operaciones iniciales una columna española al mando del Coronel Marina [18] fue emboscada, salvándose del exterminio debido a la serenidad mostrada por el mencionado coronel.

    Guerrilla de San Miguel
    Miembros de la guerrilla española de San Miguel.
    Del libro «Campaña de Filipinas. La División Lachambre. 1897»
    Miembros de la Guerrilla de San Miguel.
    Miembros de la guerrilla de San Miguel en operaciones.
    Del libro «Campaña de Filipinas. La División Lachambre. 1897»

    Los españoles residentes en Manila acusaron del desgraciado suceso al General Blanco, tildándolo de poco enérgico. El Correo de Gerona, en su edición del 2 de noviembre de 1896, hacía referencia a un telegrama publicado por El Imparcial:
    «Si el Gobierno no adopta las medidas consiguientes, destituyendo al general Blanco por telegrafo y encargando á un general de los que hay aquí, sea cual cualquiera, el mando militar, la situación será insostenible.
    Más de 25.000 rebeldes están en armas.
    La provincia de Cavite entera está sublevada, en la de Batangas crece la insurrección. Los españoles huyen, refugiándose en Manila.
    Firman el telegrama veinticinco españoles»
    [19]

    Guerrilla del Casino Español de Manila
    La 3ª Compañía de la Guerrilla de Voluntarios del Casino de Manila. Fotografía procedente del «Harper`s Weekly»

    A estas voces se sumaron las de algunos parlamentarios, la opinión pública y periodistas en la Metrópoli.
    Este descontento generalizado llevó a la destitución del General Blanco, nombrándose al General Polavieja para sustituirle y dirigir las operaciones.
    Polavieja desembarcó en Manila el 2 de diciembre de 1.896 y una de sus primeras medidas consistió en la creación de un mando divisionario en las provincias de La Laguna, Batangas y Tayabas bajo la dirección del General Lachambre para reducir la insurrección filipina en dichas provincias y aislar a los insurrectos en la de Cavite. Para ello se dispusieron dos Brigadas, una en Batangas a las órdenes del General Jaramillo y la otra en La Laguna a las órdenes del General Cornell.

    CAVITE. Carretera Real de Nabugsú
    CAVITE. Carretera Real de Nabugsú. De «La Ilustración Española y Americana». Año 1897 .
    Manila. Puerta de Isabel II
    MANILA. Puerta de Isabel II. De la revista «Nuevo Mundo».

    Mientras tanto, José Rizal –fundador de la Liga Filipina y abiertamente partidario de profundas reformas en Filipinas entre las que se contaban la de otorgarle el status de provincia española de pleno derecho al Archipiélago– es detenido en Barcelona a bordo del vapor que le lleva voluntariamente, tras haber obtenido permiso del gobierno español, como médico de campaña para el Ejército Español que opera en la isla de Cuba y devuelto inmediatamente a las islas Filipinas, donde es juzgado como instigador de la sublevación en el archipiélago y condenado a la pena capital, siendo fusilado el 30 de diciembre de 1896.

    Fusilamiento de José Rizal
    Fusilamiento de José Rizal. Del Catálogo de la exposición «El imaginario colonial»

    El indulto que podía haber evitado su muerte le fue denegado por Polavieja. En el último instante, consiguió girarse y entregar su vida de cara al pelotón que lo ajusticiaba.
    El 1 de enero de 1897 el Comandante José Olaguer Feliú, al frente de una columna de 600 soldados españoles, tomaba las fortificaciones de Kakarong de Sili poniendo punto y final a la efímera «República del Kakarong», capturando al General Eusebio Roque.
    Mientras tanto, restablecido el control sobre las provincias de La Laguna, Batangas y Tayabas, el 7 de Febrero de 1897 se reestructuran las fuerzas que participarán en las operaciones para controlar la provincia de Cavite: División de la Comandancia de La Laguna, Batangas y Tayabas; una Brigada Independiente; Comandancia General del Centro de Luzón y Comandacia General de Manila y Morong.

    El General Polavieja se disponía a someter la provincia de Cavite. Como línea de penetración se había establecido el nacimiento del río Zapote para caer de este a oeste sobre Silang y posteriormente sobre Imus. Esta maniobra se encargaría de llevarla a cabo la División Lachambre –excepción hecha de su Tercera Brigada–, la cual llevaría a cabo un ataque desde el sur de la provincia dirigiéndose sobre Talisay.
    Al mismo tiempo la Brigada Independiente, al mando del Excmo. Sr. General de Brigada D. Francisco Galbis Abella, ejecutaba una maniobra de diversión sobre el curso bajo del Zapote, con la intención de amenazar Bacoor e Imus y marchar posteriormente sobre Paliparang. Por su parte, la 3ª Brigada perteneciente –a la División Lachambre– llevaría a cabo un ataque desde el sur de la provincia dirigiéndose sobre Talisay y, acompañando esta acción, La Armada llevaría a cabo una operación de diversión entre Santa Cruz y Naic bombardeando todas las fortificaciones costeras levantadas por los insurrectos.
    Ante la fuerte resistencia mostrada el 18 de febrero por las fuerzas filipinas entorno a Iba, el General Lachambre decidió detener la marcha de la 1ª Brigada y realizar el ataque sobre dicha localidad al día siguiente con el concurso de todas las fuerzas que componían la División. Durante cuatro horas se combatió duramente con los insurrectos, teniendo las piezas de artillería que batir las trincheras tagalas para poder tomarlas, continuando el combate casa por casa hasta casi el anochecer. La toma de Iba facilitaba la posterior conquista de Silang.
    Tomadas Iba y Silang por las tropas españolas, se producía el día 22 de febrero un intento de recuperar esta última población por parte de las fuerzas filipinas insurrectas, efectuando un fuerte ataque sobre las posiciones ocupadas por la Primera y Segunda Brigadas españolas, siendo, finalmente, rechazado por las unidades españolas.

    Cavite. Desfile ante el General Ríos después de la misa de campaña.
    Cavite. Desfile ante el General Ríos después de la misa de campaña.
    Campamento de Dahalicán. Del libro «La Ilustración Artística 1897»

    El siguiente objetivo sería Perez-Dasmariñas; la 1ª Brigada fue dividida en dos Medias Brigadas quedando una de ellas –formada por los Batallones de Cazadores Expedicionarios nº1 y nº2– atrapadas en un gran lodazal al inundar los insurrectos el terreno con las aguas de la presa de San Julián.

    Cavite. Desfile ante el General Ríos después de la misa de campaña.
    Sargento Ortiz, del Regimiento nº73
    Del libro «Campaña de Filipinas. La División Lachambre. 1897»

    La segunda Media Brigada –constituida por el Batallón nº 12 y el Regimiento nº 74– efectúa un movimiento hacia el este de las unidades españolas que se encuentran atrapadas en el fango que ha provocado la acción de los insurrectos, obligando a retirarse a las fuerzas filipinas en dirección a Perez-Dasmariñas, donde éstas ofrecen una resistencia tan fuerte que obliga a una lucha sin cuartel, en la que es necesario incendiar algunas de las viviendas de la población donde la resistencia es mayor.
    Los insurrectos tratan de recuperar la población de Pérez-Dasmariñas lo que provoca nuevos e intensos combates que convierten las operaciones para la toma y conservación de esta población en una de las más duras y sangrientas de las llevadas a cabo en toda la campaña.
    Con el fin de cubrir las bajas, el general Polavieja solicitó el envió de 20.000 hombres desde España; sin embargo, lo único que obtuvo fue el relevo, siendo nombrado como su sucesor el Teniente General Primo de Rivera quien llegaba a Manila el 25 de abril y continuaba con éxito las operaciones que obligaban a Aguinaldo a abandonar la provincia de Cavite.
    Concluida la reconquista de la provincia de Cavite, se disolvía la División Lachambre constituyéndose las unidades que la formaban en cuatro Brigadas que continuarían las operaciones.
    La resistencia encontrada, a partir de ese momento, no fue ya tan enconada. Tampoco las fuerzas españolas llevaron a cabo las operaciones con la intensidad de las desarrolladas hasta entonces. Esto permitió a algunas partidas de insurrectos eludir el cerco para concentrarse en la provincia de Bulacán, manteniendose en rebeldía.
    El 23 de diciembre de 1.897 se alcanzaba el compromiso denominado «Pacto de Biaknabató» por el cual los filipinos sublevados se acogían al indulto y a la cantidad de 1.700.000 pesos en concepto de socorros. Como parte del compromiso, los lideres independentistas abandonaban el camino de las armas y retornaban a sus actividades cotidianas en unos casos, o partían al exilio en otros, al tiempo que se producía la entrega de armas, cosa esta que no se llevó a cabo de manera completa.
    En febrero de 1898 se publicaba en España el manifiesto-programa de la colonia filipina reformista residente en Madrid, dirigido Á la nación y suscrito por naturales de Filipinas que viven o desarrollan sus actividades en la capital, Madrid, en el que vienen a poner de manifiesto los deseos de Filipinas de equipararse a Cuba y Puerto Rico, siempre dentro de España, ya que «á nadie perjudicaría plantear desde luego en el Archipiélago filipino la Constitución vigente de 30 de Junio de 1876, con sus leyes adjetivas.

    Mas si esto se considera inoportuno, á semejanza de lo hecho con Puerto Rico y Cuba, debe el Gobierno por sí, pues autoridad tiene para ello, ó contando con las Cortes, lo cual sería preferible, formular un Estatuto filipino en el cual habrán de recogerse:
    1.º Los preceptos de los arts. 5.º, 6.º, 7.º, 8.º, 9.º y 10.º de la vigente Constitución.(...)
    2.º Lo prescrito en el art 11 de la Constitución, referente á la tolerancia religiosa. (...)
    3.º El art. 18 de la misma Constitución, por el cual se reonoce al español el derecho de emitir libremente sus ideas y opiniones, ya de palabra, ya por escrito (...) sin sujección á censura previa, y se afirman los de reunión, asociación y petición.
    Sin estos tres últimos derechos, no hay forma de hacer públicas las necesidades de los pueblos; (...).»

    Y, lo que con mayor énfasis ponían de manifiesto era el derecho de las islas Filipinas a ser representados en las Cortes (...) como provincia española de Ultramar, y provincia la considera la Constitución vigente. ¿Dónde algo más lógico que una provincia, como tal parte esencial integrante de España, tenga los mismos derechos que las demás provincias?» [20]

    Tribunal militar de Bacoor
    Tribunal militar de Bacoor. Archivo personal.
    Pabellón de la Expo de Manila
    MANILA. Pabellón de la Expo convertido en cuartel para las tropas españolas. Del Catálogo de la exposición «El imaginario colonial».

    Casi al tiempo que en Madrid los leales filipinos manifestaban sus inquietudes y deseos de una Filipinas formando parte de España, en el otro extremo del mundo la denominada Junta Patriótica filipina establecida en Hong-Kong publicaba en junio del 98 un manifiesto en el que venía a exponer los motivos por los que se consideraba libre de cumplir lo pactado en Biak-na-Bató, algunos de cuyos terminos serían reproducidos en el diario El País el 17 de junio de 1898 :
    «FILIPINOS:
    Al firmarse el Tratado de Biyak-no-bato, convinimos los naturales de Filipinas y el gobierno de España, que se establecería entre nuestros Ejércitos un armisticio, que duraría tres años, á partir de la fecha del menconado Tratado.
    Los naturales depondrían las armas y las entregarían á las autoridades españolas con toda su maestranza, sus municiones y sus fuertes.

    Typical Spanish earthworks and shelter
    Soldados españoles junto a su trinchera y refugio. Fotografía del libro «The expedition to the Philippines»

    Las autoridades españolas se obligaban , en cambio, á otorgar las reformas que reclama la opinión pública entre los naturales del país (...)
    Las reformas pedidas y acordadas eran las siguientes:
    1. Expulsión ó por lo menos la exclaustración de las Ordenes religiosas.
    2. Representación de Filipinas en las Cortes españolas.
    3. Aplicación de la justicia verdadera en Filipinas, igual para el indio que para el peninsular. Unidad de leyes entre España y Filipinas. Participación de los indios en las jefaturas de la Administración Civil.
    4. Arreglo de la propiedad de los curatos y de las contribuciones á favor de los indios.
    5.Proclamación de los derechos individuales del indio, así como la de la libertad de «imprenta», y la de asociación.

    (...) Se acordó de igual manera, que el general don Fernando Primo de Rivera, gobernador general de las islas, permaneciera en su puesto durante el periodo del armisticio, «como garantía de que se plantearían las reformas».
    Y prometió, en fin, aquella autoridad, que gestionaría y se concedería una amplísima amnistía.
    Contra lo estipulado, se relevó al citado general al poco tiempo de firmarse el convenio; y sin embargo de haber cumplido el gobierno libertador con la deposición y entrega de las armas, maestranza, municiones y fuertes de su campamento general, las reformas no se han planteado, no se ha satisfecho toda la indemnización ofrecida; y la amnistía quedó en proyecto, contentándose con dar algunos indultos.
    El gobierno de Madrid, haciendo mofa de los naturales, y con desprecio de lo que había firmado como caballero el general jefe de su Ejército en campaña, en vez de llevar a cabo la expulsió ó exclaustración de los frailes, trató de realzarlos más, nombrando in continenti para los dos obispados vacantes en Ultramar, á dos frailes de aquellas mismas Ordenes religiosas, que oprimían al país, que eran la causa principal de la insurrección, del desorden y del descontento general en las islas (...).
    [21]
    A los redactores del manifiesto se les olvidaba mencionar el pequeño detalle de que si bien es cierto que los insurrectos, de acuerdo a lo firmado en el tratado, procedieron a la entrega de armas, solamente lo hicieron en una cantidad testimonial, conservando la inmensa mayoría de las que contaban en su poder a la firma del tratado que ponía fin a la insurrección. También ellos habían incumplido su parte del tratado.
    Continuaban enumerando los compromisos incumplidos por las autoridades españolas que les llevarían de nuevo a alzarse en armas, haciendo especial mención al hecho de que Ante esta serie de actos de mala fe, de desprecio, de insulto, de crímenes, tan reciente como solemnemente contraidos, los mismos que firmaron el Tratado de Biyak-na-bato, se han considerado libres de la obligación de permanecer en el extranjero, y de guardar por más tiempo, la fe del armisticio prometido.
    Queremos la libertad amplísima en todas sus manifecstaciones, comprendiendo la de pensamiento, asociación y prensa, sin llamar al libertinaje y al desorden, tal cual se halla establecida en aquella gran república, tan bien ordenada.
    Queremos que la religión de los naturales y la de los que al país vengan, sean rigurosamente respetados por los poderes públicos y por los individuos en particular.
    Queremos que el cristianismo base de la civilización presente, sea el emblema y el fundamento sólido de sus instituciones religiosas (...).
    Queremos que el sostenimiento de ese clero se sufrague como lo acuerden los distintos gobiernos regionales; ó como lo determinen los municipios ó instituciones populares electivas, que en cada localidad funciona.
    Queremos el respeto absoluto é incondicional de la propiedad individual; y como consecuencia de ella, el reconocimiento de la propiedad de la tierra que cultiva y que ha mejorado con su trabajo (...).

    Cavite. Desfile ante el General Ríos después de la misa de campaña.
    Emilio Aguinaldo.
    Del libro«The Philippine Islands».

    Queremos que se respete la posesión de esos terratenientes, sin que tengan necesidad de satisfacer canon, alquiler, ni impuesto alguno de carácter religiosodepresivo ó injusto, cesando así, su detención, antijurídica y antisocial por parte de las Ordenes monacales, Ordenes rapaces, que á título de «mal necesario», han apoyado con menosprecio del derecho, de la razón y de la equidad, los ignorantes funcionarios de la administración española (...).
    Queremos que la administración pública esté fundada y funcione sobre bases de moralidad, economía y competencia, á cargo de los naturales del país, y de aquellos otros que por su experiencia y su saber, puedan servirnos de guía (...).
    Queremos el aumento y la protección de nuestras industrias por medio de subvenciones y de privilegios locales transitorios, sin poner barreras al cambio general de productos y transacciones mercantiles con todos los pueblos del Globo sin excepción.
    (...) Queremos caminos, canales y puertos, el dragado de nuestros ríos y demás vías fluviales, ferrocarriles, tranvías y todos los medios de locomoción y transportes navales y terrestres, con aquellos auxilios y apoyo que sean precisos, durante determinado tiempo, para llevarlos á cabo, y desenvolverlos convenientemente.
    (...) Queremos un Ejército local, compuesto de sus naturales, voluntarios, limitado á lo que extrictamente exija el orden y la defensa de la nación.
    [22]
    Y así, un largo etcétera de queremos para los que no habría tiempo ni siquiera de considerar la viabilidad las exigencias planteadas por los insurrectos desde el exilio, pues poco después, ante el estallido de la guerra hispano-americana, Aguinaldo concertaría con el cónsul americano en Hong-Kong un nuevo levantamiento filipino, firmándose posteriormente en Singapur un pacto entre ellos para la proclamación de la República Filipina.

    «El País» denuncia el acuerdo hispanoamericano relacionado con las islas del mar de Joló
    «Las Piñas»: batería de 2 piezas de 8cm batiendo a los insurrectos atrincherados en el puente y río Zapote. De «La Ilustración Artística». Año 1897.

    ÁLBUM FOTOGRÁFICO.

    «La rebelión filipina». Contiene 29 fotografías.

    Jefes y oficiales del escuadrón peninsular. Del libro «La División Lachambre».
    Jefes y oficiales del escuadrón peninsular. Del libro «La División Lachambre».
    Manila: 8ª Compañía del Batallón de Voluntarios. De «La Ilustración Española y Americana».
    Manila: 8ª Compañía del Batallón de Voluntarios. De «La Ilustración Española y Americana».
    Poblado de San Miguel. De «La Ilustración Española y Americana». Año 1897.
    Poblado de San Miguel. De «La Ilustración Española y Americana». Año 1897.
    Lanchas cañoneras destinadas en la laguna Lanao. De «La Ilustración Española y Americana».
    Lanchas cañoneras destinadas en la laguna Lanao. De «La Ilustración Española y Americana».
    El Teniente General Polavieja. Del libro «La División Lachambre».
    El Teniente General Polavieja. Del libro «La División Lachambre».
    Hospital en el campamento de Dahalican, frente a Noveleta. De «La Ilustración Española y Americana». Año 1897.
    Hospital en el campamento de Dahalican, frente a Noveleta. De «La Ilustración Española y Americana». Año 1897.
    El cañonero Leyte de crucero en las costas de Cavite y Batangas. De «La Ilustración Artística». Año 1897.
    El cañonero Leyte de crucero en las costas de Cavite y Batangas. De «La Ilustración Artística». Año 1897.
    El vaporcito Trueno remolcando una gabarra. De la revista «La Ilustración Artística». Año 1897.
    El vaporcito Trueno remolcando una gabarra. De la revista «La Ilustración Artística». Año 1897.
    Vista parcial del Arsenal de Cavite. De la revista «La Ilustración Artística». Año 1897
    Vista parcial del Arsenal de Cavite. De la revista «La Ilustración Artística». Año 1897
    La Campaña de Mindanao. Puente colgante. De la revista «La Ilustración Española y Americana». Año 1895.
    La Campaña de Mindanao. Puente colgante. De la revista «La Ilustración Española y Americana». Año 1895.
    Paseo de La Luneta, donde fue fusilado Quico Rojas. De la revista «La Ilustración Española y Americana». Año 1897.
    Paseo de La Luneta, donde fue fusilado Quico Rojas. De la revista «La Ilustración Española y Americana». Año 1897.
    Hospital en el campamento de Dahalican, frente a Noveleta. De «La Ilustración Española y Americana». Año 1897.
    Hospital en el campamento de Dahalican, frente a Noveleta. De «La Ilustración Española y Americana». Año 1897.
    Manila. Fogueo de la 6ª Compañía del Batallón de Voluntarios.
    Manila. Fogueo de la 6ª Compañía del Batallón de Voluntarios. De la revista «La Ilustración Artística». Año 1897.
    Batería de dos cañones de acero rayado sistema Witworth.
    Batería de dos cañones de acero rayado sistema Witworth. De la revista «La Ilustración Artística». Año 1897.
    Palacio de Malacañán, residencia de los Gobernadores de Filipinas.
    Palacio de Malacañán, residencia de los Gobernadores de Filipinas. De la revista «La Ilustración Artística». Año 1897.
    Reducto chico frente a Noveleta.
    Reducto chico frente a Noveleta. De la revista «La Ilustración Artística».
    Río y puente de Bacoor (Cavite). Una avanzada de nuestras tropas.
    Río y puente de Bacoor (Cavite). Una avanzada de nuestras tropas. De la revista «La Ilustración Artística». Año 1897.
    Llegada del General Polavieja a Barcelona con soldados heridos.
    Llegada del General Polavieja a Barcelona con soldados heridos. De la revista «La Ilustración Artística». Año 1897.
    Cavite. Porta Vaga que da frente al itsmo de San Roque.
    Cavite. Porta Vaga que da frente al itsmo de San Roque. De la revista «La Ilustración Artística».
    Ovación tributada a los Batallones de Cazadores números 2 y 3.
    Ovación tributada a los Batallones de Cazadores números 2 y 3. Archivo personal.
    Ría de Parañaque. Desembarque de una batería de 4 piezas de 8 cm.
    Ría de Parañaque. Desembarque de una batería de 4 piezas de 8 cm. De la revista «La Ilustración Artística».
    Noveleta. Cuartel de la Guardia Civil tras ser atacado.
    Noveleta. Cuartel de la Guardia Civil tras ser atacado. De la revista «La Ilustración Artística».
    Las Piñas. Batería de dos cañones de 8 centímetros.
    Las Piñas. Batería de dos cañones de 8 centímetros. De la revista «La Ilustración Artística».
    Naig ó Naic. Interior de una trinchera insurrecta.
    Naig ó Naic. Interior de una trinchera insurrecta. De la revista «La Ilustración Artística».
    El Teniente General Lachambre.
    El Teniente General Lachambre. Del libro «La División Lachambre».
    Cavite. Bombardeo del puente atrincherados de Noveleta.
    Cavite. Bombardeo del puente atrincherados de Noveleta. «La Ilustración Artística». Año 1897.
    Parañaque. Embarcadero construido en 5 días.
    Parañaque. Embarcadero construido en 5 días. «La Ilustración Artística».
    Misa de campaña en la plaza de Parañaque.
    Misa de campaña en la plaza de Parañaque. «La Ilustración Artística». Año 1897.
    Cabecillas insurrectosen el tren que les dirige al puerto de Sual.
    Cabecillas insurrectosen el tren que les dirige al puerto de Sual. «La Ilustración Artística». Año 1898.

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